domingo, 27 de septiembre de 2015

Ataúdes para mi generación

Ya nada me despierta por la noche;
nada tengo que me aúlle,
y es el doble de terrorífico.
Prefiero escuchar al lobo que me aceche
a que ya no queden lobos.

Con ese silencio indiferente
el bosque me acoge entre sus ramas.
Sintiendo su tono de reproche.
Su respirar tácito e indulgente.
Su frondosa caricia que se acaba.

La primavera ha dado la espalda
con un largo adiós de hojas caídas.
Lo que reste de este otoño,
ahora voluntario e indefinido,
será solo cosa nuestra.




lunes, 21 de septiembre de 2015

Luz de ayer

Recibo lo que es mío.
No se me concede nada más.
Recibo el castigo por mis errores,
la culpa por mis intentos,
el reproche por mis acciones.
Y no se me concede nada más.
Pero no es culpa de nadie,
quiero que lo sepas,

Se fuga de lo romántico la sed de libertad
para luego lanzar flores a su tumba.
Que no se note el acento de tu pesar,
ni delate que tu pena es extranjera.
Yo te guardaré el secreto
porque no es culpa de nadie.
Y recibiré lo que es mío
cada vez que no me quieras.


viernes, 11 de septiembre de 2015

La Nostalgia

Esta noche no hay estrellas,
y se puede leer en el cielo,
uniforme y extensa
la palabra melancolía.
Es de esas noches para ser olvidadas
pero no se olvidan.
Se esconden en la sombra de otro recuerdo hiriente;
acechan juntos buitre y hiena
para duplicar la angustia de la presa.
Apoyada sobre mi flébil pensamiento
me mira desde arriba,
y desde allí ve a tu fantasma a mi lado,
al que yo no puedo ver y es motivo de mi pena,
a que no puedo tocar y es motivo de mi llanto.

A veces atraviesa la habitación un soplo de aire nuevo,
resucitando por un instante mi espíritu tendido
que agradece su mano ligera y suave.
Entonces es cuando te veo,
siempre alegre,
mas con un brillo de tristeza en tus ojos,
a su vez siempre sinceros.
Y te desvaneces con ese mismo aire.
Pero antes de que desaparezcas por completo,
de que la noche vuelva a burlarse de mi dicha,
permanece tu aroma unos minutos más.
La nostalgia levemente se transforma en hermosura,
y yo puedo evitar el abismo de tu ausencia
sobrevolándolo grácilmente sobre tu risa,
antes de que se apague y la olvide hasta mañana.