miércoles, 6 de septiembre de 2017

El faro

Sus cimientos ya no tienen miedo.
No tiemblan cuando ven mi cuerpo:
mis ojos, justicia de Lorenzo,
mis manos, olas de fuego entre barcos.
Están acostumbrados.

Demasiadas veces cabalgue la furia,
en vano, hasta su puerta,
demasiadas veces arremetí sin fuerza,
grité sin voz,
descoloqué tan solo un cuadro.
(Los he acostumbrado.)

Hoy te visito por última vez.
A ti, que te construí conmigo mismo;
allí mi sangre, aquí mis huesos...
Te miro, con la tristeza de un adiós postergado,
miran, los ojos de un derrotado
a los de un vencido,
y habla en esa mirada en esa mirada el silencio por los dos.

Será rápido, susurro, y apago su luz.

Aún cuando me marcho
me mira aquel cuadro, torcido,
y esos ojos verdes, de niño,
esta última vez callaron...
y fue el silencio quien dijo adiós.

lunes, 8 de mayo de 2017

Como siempre, la noche.
Como siempre, el silencio, la duda,
el miedo.
El lápiz, quizás, esa puerta entreabierta
al arrepentimiento y al olvido.
Ya nada es real, todos los días son idénticos.
Todo vuelve, se repite.

Este ánimo vacío, nihilista, atenaza.
Me aprisiona, me miente y me dice la verdad.
¿Qué parte de mí es la que habla?

¿Qué hago los días que no quiero estar contigo?
¿Valen más que los que sí quiero?
¿De dónde vienen pensamientos tan distintos?
¿Qué es lo que hace cambiar?
... ¿Qué cambia?

Soy algo distinto cada día.
No creo que mejor o peor,
sin embargo, irremediablemente,
lo pienso.

Esta inútil queja
por un hoy que no termina nunca,
por ese mañana que no llega jamás.

martes, 4 de abril de 2017

Es una costumbre,
es algo aprendido,
alzar la vista al tiempo.

Mañana, y mañana, y mañana...

Se ve cielo azul en su reflejo.
Nada me pesa; hoy vuelo.
Me asomo a la ventana, 
veo el buen azul,
las nubes pluriformes...
El día me sonríe
y yo me dejo hundir en su boca.

Mañana, y mañana, y mañana...

Parece que va a llover.
Promete la tierra convertirse en barro,
temen mis pies caminar por él.
Me asomo a la ventana,
veo un buen azul,
las nubles pluriformes...
Me quedo mirando al día,
pienso:
<Con esto me basta> 

Mañana, mañana...

Parece que va a llover.
Quiere el río beber de ese agua,
teme mi calor que anegue mi piel.
Me asomo a la ventana,
casi con los mismos ojos
con los que lo hice ayer,
y veo un buen azul,
las nubes con sus múltiples formas...
Me quedo mirando al día,
pero pienso:
<hoy no es suficiente>

Será, que yace mi cuerpo helado bajo el río.
Será que es esto barro lo que pisan mis pies.